domingo, diciembre 04, 2005

Marear la perdiz

Para empezar tengo algo qué ocultar: no me da ninguna gana hacer la tesis. Esto queda muy claro desde el día que empecé con ello, lo que pasa es que por algún motivo no me he atrevido a reconocerlo. Quizá ha sido por querer fingir tenerlo todo bajo control, no obstante, día tras día es cada vez más obvio el hecho de que no estoy adelantando lo suficiente en este tema. Por eso, he decidido tenerlo dicho por una vez: ¡No me apetece ni una pizca hacer la puta tesis!

De verdad, creía que el segundo año del máster iba a ser pan comido pues ya no hay que asistir a clase cuatro horas al día, así puedo dedicarme lo bastante a la investigación. Este año tengo las tarde-noches libres, no llego a volver a casa tan tarde como a las 22:30. Encima puedo echar una siesta cuando quiero, es decir, esta vez soy el jefe, el comandante del batallón, soy dios de mi propio tiempo.

Lo peor es que por lo visto, me equivoco. Es verdad que cuanto más tiempo se tiene, se trabaja muy poco. Hace un par de semanas un contacto mío en la FAO me envió un cargamento de papeles y librillos para la tesis, a pesar de esto los he dejado dormir en el armario hasta ahora. También el director de la tesis me ha proporcionado algunos artículos de utilidad, pero ni siquiera los he tenido impresos para poder ponerme a leerlos. Joder, esto se llama marear la perdiz.

En cambio, no soy el único cabrón del mundo al que le es difícil avanzar con la tesis. Si hay una cosa que en este momento tengo en común con mis compañeros de clase (por lo menos, la mayoría de ellos), va a ser el hecho de que todo el mundo está ocupado. Hay quienes están trabajando, algunos están haciendo prácticas en varios organismos. Actualmente estoy llevando cursos de español y francés, de ahí que tenga las mañanas ocupadas.

Lo insoportable es que haya que entregar la tesis aún para junio, en el habla cotidiana, ¡tengo que seguir sufriendo en los próximos seis meses! Cada vez que entro en mi habitación, veo la escandalosa cantidad de materiales que están pendientes de leer, y de repente me da mucha gana de salir del dormitorio, irme a un sitio muy lejos, volar hacia las montañas y el cielo, huir de todo...

Sin embargo, no puedo. Muy pronto me tendré que quedar en la habitación. Ya lo sé,¡a joderse!

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