So finally my mom is coming to visit. After all the preparations which started six months ago, she will fly in tomorrow from Frankfurt, Germany. I will pick her up at the airport in the afternoon, and from there we will proceed to her flat on Plaza del Hospital Civil where she will stay for the next one month with a Spanish family.
If there's one thing I've learned about myself from organizing this trip, it's that I must have inherited my mom's being overprotective. You cannot imagine the slew of trivial reminders I bugged her with on the phone. One day, I will make for a sweet, nagging parent.
Tomorrow, I have to restrain myself. I'm all excited to see her, but I should suppress my overwhelming anticipation of what's inside her baggage. She has taken with her the CDs of Eric Santos, Sheryn Regis and Christian Bautista (yes, I'm a fan of Star in a Million!). The highlight of her arrival would be when she hands out to me the mechado-flavor Century Tuna and Argentina corned beef (you can't buy them here).
Lately I've been missing a lot my childhood friends from Landcom, the place where I live in Manila, so I'm planning to cook my barkada's favorite fare. Fried rice, corned beef-flavor. Back home, on weekends, I'd usually invite them to a drinking spree at my house (our favorite was Gin Pomelo, Gin Grape, Gin Orange and other variations of it), and towards the end, everybody would suddenly crave this dish; it's our way to cap off the night.
You can't exactly call it fried rice, since there's no need to fry the rice. You simply have to mix newly cooked rice with corned beef and oil, then shower it generously with soy sauce. Mix hard, and that's it. It's my friend May-may's (an HRM graduate) recipe. The outcome isn't visually appetizing, since it's black from too much soy sauce and looks gross, but my, how we all loved it! It's one of those things which binds together a barkada and only they themselves understand.
Hmm...I'm craving it bad right now. I will have it tomorrow for dinner, and my mom won't get even the tiniest share.
nuevos capítulos de mi vida (a unos 13.000 kilómetros del puente romano de Córdoba, o sea, por aquí en Manila)
miércoles, diciembre 07, 2005
domingo, diciembre 04, 2005
Marear la perdiz
Para empezar tengo algo qué ocultar: no me da ninguna gana hacer la tesis. Esto queda muy claro desde el día que empecé con ello, lo que pasa es que por algún motivo no me he atrevido a reconocerlo. Quizá ha sido por querer fingir tenerlo todo bajo control, no obstante, día tras día es cada vez más obvio el hecho de que no estoy adelantando lo suficiente en este tema. Por eso, he decidido tenerlo dicho por una vez: ¡No me apetece ni una pizca hacer la puta tesis!
De verdad, creía que el segundo año del máster iba a ser pan comido pues ya no hay que asistir a clase cuatro horas al día, así puedo dedicarme lo bastante a la investigación. Este año tengo las tarde-noches libres, no llego a volver a casa tan tarde como a las 22:30. Encima puedo echar una siesta cuando quiero, es decir, esta vez soy el jefe, el comandante del batallón, soy dios de mi propio tiempo.
Lo peor es que por lo visto, me equivoco. Es verdad que cuanto más tiempo se tiene, se trabaja muy poco. Hace un par de semanas un contacto mío en la FAO me envió un cargamento de papeles y librillos para la tesis, a pesar de esto los he dejado dormir en el armario hasta ahora. También el director de la tesis me ha proporcionado algunos artículos de utilidad, pero ni siquiera los he tenido impresos para poder ponerme a leerlos. Joder, esto se llama marear la perdiz.
En cambio, no soy el único cabrón del mundo al que le es difícil avanzar con la tesis. Si hay una cosa que en este momento tengo en común con mis compañeros de clase (por lo menos, la mayoría de ellos), va a ser el hecho de que todo el mundo está ocupado. Hay quienes están trabajando, algunos están haciendo prácticas en varios organismos. Actualmente estoy llevando cursos de español y francés, de ahí que tenga las mañanas ocupadas.
Lo insoportable es que haya que entregar la tesis aún para junio, en el habla cotidiana, ¡tengo que seguir sufriendo en los próximos seis meses! Cada vez que entro en mi habitación, veo la escandalosa cantidad de materiales que están pendientes de leer, y de repente me da mucha gana de salir del dormitorio, irme a un sitio muy lejos, volar hacia las montañas y el cielo, huir de todo...
Sin embargo, no puedo. Muy pronto me tendré que quedar en la habitación. Ya lo sé,¡a joderse!
De verdad, creía que el segundo año del máster iba a ser pan comido pues ya no hay que asistir a clase cuatro horas al día, así puedo dedicarme lo bastante a la investigación. Este año tengo las tarde-noches libres, no llego a volver a casa tan tarde como a las 22:30. Encima puedo echar una siesta cuando quiero, es decir, esta vez soy el jefe, el comandante del batallón, soy dios de mi propio tiempo.
Lo peor es que por lo visto, me equivoco. Es verdad que cuanto más tiempo se tiene, se trabaja muy poco. Hace un par de semanas un contacto mío en la FAO me envió un cargamento de papeles y librillos para la tesis, a pesar de esto los he dejado dormir en el armario hasta ahora. También el director de la tesis me ha proporcionado algunos artículos de utilidad, pero ni siquiera los he tenido impresos para poder ponerme a leerlos. Joder, esto se llama marear la perdiz.
En cambio, no soy el único cabrón del mundo al que le es difícil avanzar con la tesis. Si hay una cosa que en este momento tengo en común con mis compañeros de clase (por lo menos, la mayoría de ellos), va a ser el hecho de que todo el mundo está ocupado. Hay quienes están trabajando, algunos están haciendo prácticas en varios organismos. Actualmente estoy llevando cursos de español y francés, de ahí que tenga las mañanas ocupadas.
Lo insoportable es que haya que entregar la tesis aún para junio, en el habla cotidiana, ¡tengo que seguir sufriendo en los próximos seis meses! Cada vez que entro en mi habitación, veo la escandalosa cantidad de materiales que están pendientes de leer, y de repente me da mucha gana de salir del dormitorio, irme a un sitio muy lejos, volar hacia las montañas y el cielo, huir de todo...
Sin embargo, no puedo. Muy pronto me tendré que quedar en la habitación. Ya lo sé,¡a joderse!
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